Estaba gorda
Yo estaba gorda. Hice dietas de todo tipo, y mi peso bajó y subió muchas veces. Estaba gorda y no sabía lo que ahora sé.
A lo que ahora sé me llevó el cansancio de la clase de vida que implicaba hacer dieta, y la frustración y el desgaste de conservar un problema permanente con la comida y con mi cuerpo.
A lo que ahora sé me llevó un aprendizaje constante en escuelas de autoconocimiento desde que era adolescente: yoga, budismo zen y cuarto camino, entre otras.
A lo que ahora sé me llevó coordinar grupos para el descenso y mantenimiento del peso con dietas, y darme cuenta de que tanto a mí como a mis compañeras coordinadoras y a los participantes de los grupos, las dietas nos apretaban el alma.
En 1994 comencé a transmitir el conocimiento que había encontrado y había funcionado para superar mi compulsión a comer y el exceso de peso resultante. Tanto el conocimiento como el método surgen de mi propia recuperación y de lo aprendido en las escuelas y en los grupos. La idea central es:
La comida no engorda.
Lo que engorda es comer en exceso.
Los excesos se deben a la compulsión,
también llamada ansiedad;
así como a la costumbre de ingerir
cantidades inadvertidamente excesivas.
Nací en 1951 y la compulsión a comer me acompaña desde chica. Aunque mi peso es adecuado desde hace largo tiempo, la influencia de la compulsión en mi manera de relacionarme, de tomar decisiones, de ponerme y poner límites, de correr riesgos, de crear, de intimar, de amar, sigue siendo un referente de mi grado de recuperación como marco de crecimiento.
Mis libros, así también como los cursos y talleres, tienen el objetivo de esclarecer y mostrar caminos que se puedan transitar para superar la compulsión a comer y el exceso de peso como resultado posible, aunque no obligado, de la compulsión: con o sin exceso de peso, la compulsión puede estar en muchos aspectos de la vida, afectando decisiones, oportunidades y el buen desarrollo de los vínculos con las personas.
La compulsión a comer es una emoción y, como tal, no admite el control con la fuerza de voluntad. Pero existe un saber efectivo: escuelas de conocimiento, desde hace milenios, enseñan cómo superar aquellas emociones llamadas “negativas”. Fue coordinando grupos de dietarios y sufriendo mi propia impotencia frente al aumento de peso, que me di cuenta de que sin este saber (no contenido en las dietas) esta emoción particular que llamamos compulsión o ansiedad, hace que cualquier descenso de peso lleve, en sí mismo, el germen del siguiente ascenso.
Si tu tema a resolver es el peso corporal, te invito a considerarlo desde cinco aspectos: el peso cómodo, saludable, adecuado, bello y funcional. Desde luego lo de “bello” es, sin duda, más subjetivo que objetivo porque, como sabemos, un cuerpo bello, desde la visión social, puede estar viviendo un infierno debido a su modo de interpretar la belleza. Es el aspecto funcional el más relevante: es aquel peso que te auspicia una buena relación con la comida y con el cuerpo, es el que te auspicia una buena vida.
Si te interesa recibir asesoramiento sobres estos u otros temas te invito a una entrevista informativa sin cargo.